Conforme las personas crecen, la capacidad para analizar y razonar diversas cosas aumenta en la medida que adquirimos experiencia, no obstante, la gran mayoría de nosotros crecemos bajo un sistema de educación que nos enseña a simplemente aprender cosas de memoria en gran cantidad, un sistema autoritario en donde las clases y los rangos son preestablecidos de manera inconsciente por el maestro el cual también es producto de ese mismo sistema.
Se nos educa simplemente para resolver un problema por el método más sencillo, el razonamiento y el cuestionamiento se dejan de lado y se sustituyen por una simple instrucción que impone un vano límite de tiempo además de la misma respuesta al problema pero de manera oculta ya sea en un libro de texto, una computadora o la televisión.
Desde jóvenes se nos muestra las cosas clasificadas por categorías (valga la redundancia), la matemática solo se imparte en la clase de matemática, el español solo en clase de español y así sucesivamente para con todas las aristas del conocimiento humano impartidas en una escuela o un colegio.
De esta manera, el individuo aprende de una manera implícita a vivir bajo una “clase” (social, económica, educativa, etc.) y se resigna a aceptar su realidad como válida y continuar con esta hasta el final de sus días.
Dentro de una estructura organizada como lo es un país, esta clase de educación que reciben los jóvenes repercute de sobremanera (según mi parecer) en el desarrollo de esta. El pensamiento mediocre y la falta de ánimo para ir más allá de lo que se nos solicita, son características muy evidentes en nuestro país.
Muy frecuentemente pensamos que los problemas colectivos (robos, violencia, etc.) deben de ser resueltos por otras personas y sin embargo, con mucho brío emitimos enérgicos juicios y encontramos varios culpables a tribulaciones que en la inmensa mayoría de los casos podrían ser resueltas con un cambio de mentalidad (aunque sea drástico).
Tal vez de esta manera recapacitemos y nos demos cuenta que la calidad vale más que la cantidad, es varias veces preferible aprender de manera sustancial y provechosa lo más elemental en educación del lenguaje y lógica matemática, y forjar un criterio con argumentos firmes y un razonamiento amplio y dinámico para problemas varios; que deambular por ahí con la educación más cara que el dinero pueda comprar y aun así tener un vacio emocional, mental e incluso espiritual y vivir cegado con el hecho de que las “clases sociales” indican el grado de felicidad de una persona.
En conclusión y opinión personal, la calidad de nuestra educación debería radicar en la sencillez, el pensamiento crítico y en el hecho de que todo el contenido del conocimiento humano se interconecta entre sí, hasta formar la verdadera experiencia humana que permitirá a nuestra sociedad eliminar los tantísimos estereotipos que tanto afectan a las personas de hoy en día y que inhiben su sano crecimiento integral, emocional e intelectual.
2 comentarios:
Me parece muy valido el comentario,todo el sistema esta hecho para reducirnos la razon, creatividad y otros muchas habilidades que nunca seran desarroladas.
Pero como evitar este estupido proceso de culturizacion?
Carlos = Que gusto que haya entendido mi punto, no obstante, el cambio debe empezar en uno mismo si es que de verdad queremos cambiar la sociedad en que vivimos.
SALUDOS, Gracias por comentar!!!
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