Mientras los animales inferiores solo están en el mundo, el hombre trata de entenderlo; y sobre la base de su inteligencia imperfecta pero perfectible del mundo, el hombre intenta enseñorearse de él para hacerlo más confortable. En este proceso construye un mundo artificial, ese creciente cuerpo de ideas llamado “ciencia”, que puede caracterizarse como conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible. Por medio de la investigación científica, el hombre ha alcanzado una reconstrucción conceptual del mundo que es cada vez más amplia, profunda y exacta.
Así bien, desde muy temprana edad damos por hecho que toda la ciencia estudia cosas en concreto, mas no es así dado el hecho que la lógica y la matemática estudian hechos abstractos ideados por la misma mente del hombre, es decir, tanto la lógica como la matemática son ciencias racionales, sistemáticas y verificables pero sin embargo no son objetivas, no dan explicación de hechos en concreto sino más bien son conceptos cuyo significado concreto no podríamos explicar.
Por ejemplo, conocemos bien el concepto de un numero, no obstante, no podríamos explicar en sí, que es un 1 o que es una letra. La lógica y la matemática tratan de entes ideales, estas ciencias no tienen objetos de estudio concreto, solo conceptos.
A estas dos primeras ciencias se les conoce con el nombre de “ciencias formales”, al resto de ciencias que estudian cosas y hechos en concreto (física, química, biología, etc.) se les conoce con el nombre de ciencias fácticas.