miércoles, 1 de agosto de 2012

Acerca de la Virgen de los Ángeles.

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Para muchos de los que fuimos criados en la tradición católica en Costa Rica, las festividades de inicio de agosto por la conmemoración de la aparición de Nuestra Señora de los Ángeles y la edificación de un templo en su honor nos sonarán bastante familiares. Según cuenta la tradición, una imagen de jade y otros materiales, con características mestizas de aproximadamente 20 centímetros  de altura fue encontrada por una indígena oriunda de lo que hoy es  la cuidad de Cartago un 2 de agosto de 1635.
 Después de recogerla, la india de nombre desconocido pero bautizada como Juana Pereira por Monseñor Manuel Sanabria, llevó la imagen hasta su casa  guardando la imagen en un cajón de madera para continuar con sus labores diarias.  Al día siguiente, Juana regresó a recoger leña en el mismo lugar donde había encontrado la imagen y se sorprendió al ver que una imagen exactamente igual a la primera yacía en el mismo lugar donde encontró la primera.
Al llevar la segunda imagen a su morada, Juana notó que la primera  imagen no se encontraba en el cajón donde la había guardado y sorprendiéndose de lo ocurrido, decidió guardar la imagen bajo llave pensando que alguien la  había regresado al bosque donde la encontró. Para el tercer día Juana regresa al mismo lugar de la primera vez y la historia se repitió nuevamente.
Juana al ver lo ocurrido finalmente decide llevar la imagen a un cura local para que este se quedara con la imagen. Después de que el sacerdote guardara la madona sin prestarle mucha atención a lo narrado por la joven decide revisarla con más detalle pero esta vez la incidencia de la desaparición y aparición ya no pudo pasarse por alto. De ahí que para setiembre de 1824 se declara a la imagen como patrona oficial de Costa Rica.
Si bien es cierto que muchas personas saben que no existe ningún documento oficial de la época que haga constar la veracidad de las apariciones ni tampoco ningún estudio científico que de su punto de vista acerca de lo divino de la imagen, el culto por esta figura en particular está bastante arraigado.
 Conociendo esta historia desde niño, siempre me resultó sumamente curioso su innegable parecido a otra leyenda sobre otra virgen de otro país. Nuestra Señora de Guadalupe en México comparte características muy parecidas (aparte de una historia de imposición de una religión extranjera sobre una cultura autóctona) con la historia costarricense.
Ambas imágenes cuentan con rasgos propios de la población o la cultura de su respectivo país; para el caso de la versión mexicana, la imagen de Guadalupe está basada en la diosa  azteca Tonantzin mientras que la costarricense posee rasgos propios de gente mulata (nada común considerando que la mayoría de representaciones marianas son de rasgos europeos).
En ambos casos las apariciones ocurren a aborígenes, el indio Juan Diego para el caso de la virgen guadalupana y la india Juana Pereira para la virgen de los ángeles de los cuales su misma existencia no está del todo comprobada y es aún debatida (en el caso de México).
El contexto sociocultural en las que se dieron es el hecho de mayor peso a la hora de formularme esta opinión ya que para los siglos XV y XVI la población nativa de américa latina se encontraba aún sanando del exterminio sistematizado por parte de los colonos españoles, la rivalidad entre esos dos pueblos aún se podía ver en muchos casos y los indígenas latinoamericanos se resistían a abandonar su cultura para sustituirla por el cristianismo invasor.
En el caso de México, las apariciones se dieron en el año 1531 justo diez años después de que Tenochtitlan cayera a manos españolas, y, revisando un poco de historia mexicana, notaremos que para ese tiempo la iglesia católica española cometía los más atroces delitos contra los aborígenes mexicanos en el nombre de la fe, esto me hace pensar que tomando en cuenta que la virgen de Guadalupe es basada en una deidad nativa, las apariciones al indio Juan Diego fueron de algún modo un medio para conciliar, manipular y atraer adeptos al cristianismo europeo recién instaurado en la américa latina dando por resultado al país más católico del mundo como lo es México.
Costa Rica es un país en donde el exterminio aborigen no fue tan marcado como en norte o sur américa, sin embargo, podemos decir que los hechos posteriores a las apariciones de la Virgen de los Ángeles vienen a romper lazos con su pasado colonial al declarar a una versión mariana mulata como su patrona oficial en una fecha en donde aún estaban frescas las heridas causadas por la corta guerra civil de 1823 que le costó a Cartago su título de capital del país.
Viendo estos hechos desde un punto de vista imparcial y crítico, todo me hace pensar que sumado a la cantidad de coincidencias entre las dos versiones además de las muchas historias de apariciones en todo el continente americano (como en Honduras y Colombia), la historia de Nuestra Señora de los Ángeles es una adaptación de la historia mexicana y fue hecha con el fin de brindar a al país algo en que creer además de un poco de identidad nacional (también fue un medio eficaz para limar asperezas entre colonos y nativos). No olvidemos que Costa Rica es el único país de Latinoamérica en el cual el catolicismo es la religión oficial del estado.
Sé que para muchas personas, debatir tan siquiera la veracidad de la historia de la imagen va a resultarles de muy mal gusto ya que sin temor a equivocarme en Costa Rica un 98% de sus habitantes profesan la fe católica y estas dudas molestas (aunque muy racionales) quedan exclusivas a los pasillos de alguna universidad cualquiera en donde algún profesor  de historia o política  cualquiera sabe que las cosas en ocasiones no son como nos las cuentan.
Al fin y al cabo todo parece ser de origen muy humano y no tan divino.
Para finalizar sugiero al lector que busque otras fuentes acerca de las historias aquí escritas (lastimosamente acerca de la Virgen de los Ángeles no hay mucha información de carácter no religioso) para que se formule un mejor criterio de ambas versiones y no se olvide que lo que acaba de leer es una opinión de carácter muy personal.
Sugiero el libro “500 años fregados pero cristianos” (de Eduardo del Río)  el cual me permitió entender plenamente lo que sucedió realmente en América Latina en tiempos de la colonia.